Destacan las ventajas de los bioinsumos agrícolas

Ciclo Bioinsumos: herramientas del presente que alimentan el futuro

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Luego de una primera jornada de gran convocatoria (más de 850 inscriptos), el ciclo Bioinsumos: herramientas del presente que alimentan el futuro tuvo su segundo encuentro por Zoom. Técnicos, productores y agrónomos participaron de este evento organizado por la Federación Nacional de Mercados Frutihortícolas (Fenaomfra), la Cámara Argentina de Bioinsumos (CABIO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

"Este es el comienzo de un paradigma diferente, con productos amigables con el ambiente, sustentables y sanos para la vida", Roberto Rapela.

En representación el IICA tuvo la palabra Tomás Krotsch, veterinario especialista en Sanidad Agropecuaria e Inocuidad de Alimentos, para quien estas jornadas permiten “mostrar qué son estas tecnologías y cómo se posicionan en el mundo productivo”. “Creo que dar el salto depende de los productores y los agrónomos: queremos que empiecen a preguntar y pedir por los bioinsumos”, dijo refiriéndose a los espectadores del encuentro que participaron por Zoom y YouTube.

En este ciclo se proprone acercar nuevas herramientas al sector productivo en un contexto donde los consumidores están cada vez más interesados en conocer cómo se producen los alimentos. Y por otro lado, se busca que los bioinsumos aparezcan como una alternativa real frente a la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas en todo el país.

En la jornada de ayer estuvieron presentes Gustavo Balbi y Diego Javier Farías, ambos de la Dirección de Fiscalización y Control perteneciente al Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba. “Nosotros trabajamos fuertemente en la trazabilidad (...). En ese concepto creemos que hay una oportunidad de articular esfuerzos para que hagamos de los bioinsumos una herramienta que subsane el enorme faltante que hoy tenemos en algunos nichos de producción de alimentos, sobre todo de cercanía”, expresó Balbi.

Para profundizar lo mencionado por Balbi, el agrónomo Diego Farías hizo hincapié en el funcionamiento del programa de Buenas Prácticas Agropecuarias lanzado en 2016 y convertido en ley durante 2019. Además, explicó las herramientas disponibles para garantizar trazabilidad en los alimentos producidos dentro del territorio provincial. “La receta fitosanitaria es una herramienta mediante la cual un asesor fitosanitario profesional recomienda al productor el uso de determinados productos para ser aplicados en la producción. Este año, la trazabilidad en la producción agropecuaria será premiada en el programa de Buenas Prácticas Agropecuarias, y se acreditará a través de la receta fitosanitaria emitida de forma online", adelantó.

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Posteriormente expuso Mariano Lattari, referente ambiental del Centro Regional Metropolitano de Senasa, quien habló sobre los bioinsumos como herramientas bioctecnológicas para una producción sustentable. 

“Me parece importante vincular a los bioinsumos con la biotecnología porque tienen un proceso de manufactura de este tipo. Son productos manufacturados constituidos por microorganismos, macroorganismos, extractos de plantas y compuestos derivados de origen biológico o natural, y resultan sustentables porque se corresponden con servicios ecosistémicos, por lo cual son amigables con el ambiente”, explicó el técnico de Senasa.

Lattari hizo señaló la condición de sustentabilidad intrínseca en el uso de estos productos, y sus beneficios en tres dimensiones: económica, social y ambiental. “Las tres son interdependientes y tienen la misma importancia en el desarrollo. Lamentablemente, la ambiental siempre fue la más relegada, pero luego de la pandemia no deben quedarnos dudas de que el desarrollo sustentable debe ser equitativo", analizó.

Entre las ventajas de los bioinsumos, Lattari mencionó que permiten obtener rendimientos aceptables, incluso frente a situaciones de estrés ambiental. Son recomendables para el productor porque son económicamente viables: logran productos de gran calidad, que permiten obtener mejores precios en el mercado. “A su vez, son ecológicamente adecuados porque son emulables con servicios ecosistémicos. Y son cultural y socialmente aceptados, porque cuidan la salud del ambiente y de las personas", finalizó.